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La biotecnología está marcando un antes y un después en el avance de algunos tratamientos, sobre todo los relacionados con las enfermedades genéticas o autoinmunes. Gracias al potencial de la biología molecular y de la genética humana se ha podido analizar el origen de muchas enfermedades y ha sido posible descubrir y desarrollar terapias innovadoras que están mejorado la vida de los pacientes.
Cada ser humano, comenzando por uno mismo, es una secuencia de ADN, que es la molécula que almacena toda la información genética que conforma a un ser vivo y está “escrita” con una combinación de cuatro moléculas que se representan con las letras: G, A, T, C. Cada uno de nosotros está configurado con 3.200 millones de estas letras.
Pues bien, el orden en el que se disponen estos cuatro elementos básicos forma los diferentes genes y cada gen contiene las instrucciones necesarias para formar una proteína específica. Los genes de una célula específica pueden estar activos o inactivos, dependiendo de la función y las necesidades de dicha célula. Una vez que se activa un gen, la información que contiene se utiliza para sintetizar o expresar la proteína a la cual codifica. Muchas enfermedades se deben a genes activados o desactivados incorrectamente.
Convencidos de que la cura a las enfermedades se encuentra dentro de cada uno de nosotros, los fundadores de la biotecnológica Amgen aprovecharon este conocimiento de la biología molecular para diferenciarse de otras compañías farmacéuticas. Decidieron, en un primer momento, centrar sus esfuerzos en analizar las complejidades de las enfermedades y comprender mejor su origen para, posteriormente, descubrir terapias innovadoras que pudieran mejorar la vida de los pacientes. Todo ello gracias a un uso innovador de la biotecnología.